La gráfica muestra que en Chile el 67% de los evangélicos afirman ser los principales contribuyentes al ingreso familiar, mientras que en Uruguay son el 62%. Esto podría indicar que en muchos hogares la responsabilidad económica recae mayormente sobre los creyentes. La Biblia insta a los cristianos a trabajar diligentemente para proveer para sus familias (1 Timoteo 5:8).

Asumir el sustento del hogar es una tarea y privilegio, pero también una carga pesada. Las iglesias deben procurar apoyar a estos hermanos, recordándoles que su valor no está en lo que producen sino en su identidad en Cristo. Así también deben motivar la contribución de todos en la familia según sus posibilidades (Efesios 4:28).

Es vital reflexionar sobre por qué recae desproporcionadamente esta responsabilidad en los evangélicos de estos países. Quizás como sociedades tenemos conceptos errados sobre los roles de género y familiares. Debemos redescubrir los valores del Reino en relación a estas dinámicas.

La iglesia debe educar sobre la mayordomía bíblica, donde cada miembro del hogar aporta al bienestar colectivo. También puede crear iniciativas para capacitar a creyentes en desarrollo de habilidades productivas. La iglesia como familia debe ser ejemplo de servicio mutuo y responsabilidad compartida.

En conclusion,en Chile y Uruguay la mayoría del aporte económico en hogares evangélicos parece recaer sobre los creyentes. Esto representa una carga para ellos. La iglesia debe proveer soporte, reafirmar su identidad en Cristo y motivar la contribución de todos. Es clave revisar conceptos errados sobre roles familiares y de género. La iglesia debe educar sobre mayordomía bíblica y crear iniciativas para desarrollar las habilidades productivas de todos.

 

 

 

 

 

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