La gráfica indica que en Chile, el 36% de los evangélicos afirman que sus padres tienen educación secundaria completa, mientras que en Ecuador ese porcentaje es del 21%. Estos datos reflejan que una porción considerable de creyentes provienen de hogares donde los progenitores lograron culminar sus estudios básicos. La Biblia resalta la importancia de la instrucción y la sabiduría (Proverbios 4:7).

Contar con padres que hayan completado la secundaria puede representar mayores oportunidades educativas y laborales para sus hijos. Además, probablemente transmitieron el valor del conocimiento a las nuevas generaciones. Como iglesia, debemos apoyar iniciativas que brinden acceso a una educación de calidad para todos.

 

 

Sin embargo, también es relevante el porcentaje de progenitores sin educación básica completa. Esta realidad puede implicar desafíos adicionales en términos de recursos y mentalidad para los hogares evangélicos. La iglesia debe procurar ministrar integralmente a estas familias, proveyendo herramientas prácticas y motivación espiritual.

Es importante reconocer los diversos trasfondos educativos dentro de nuestras congregaciones. Independientemente del nivel alcanzado por los padres, todos los creyentes estamos llamados a crecer y compartir los conocimientos que adquirimos. Como comunidad, enriquezcámonos mutuamente con lo que hemos aprendido (Colosenses 3:16).

Resumen: En Chile y Ecuador, un segmento significativo de evangélicos proviene de hogares donde los padres completaron la secundaria. Esto pudo representar más oportunidades, aunque también existe un porcentaje sin esta educación básica. Como iglesia, debemos apoyar el acceso a una buena instrucción y proveer herramientas a las familias según sus necesidades. Más allá de los antecedentes, todos estamos llamados a seguir aprendiendo y compartiendo nuestros conocimientos.

 

 

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