Según los datos, el 61.76% de los evangélicos en República Dominicana afirman estar muy satisfechos con su vida, mientras que en Colombia y Guatemala ese porcentaje alcanza el 52%. Estos números revelan un alto grado de satisfacción y plenitud entre los creyentes de estas naciones. «Tengo la certeza de que ni la muerte ni la vida… ni ninguna otra cosa creada nos podrá apartar del amor de Dios que está en Cristo Jesús nuestro Señor» (Romanos 8:38-39).

Esta satisfacción con la vida podría emanar de haber encontrado propósito y esperanza en Cristo, más allá de las circunstancias externas. Como iglesia, debemos continuar nutriendo esa fuente interior de gozo y paz que proviene de una relación viva con Dios. Enseñemos a anclar nuestra felicidad en verdades eternas.

Sin embargo, aún existen porcentajes considerables que no se sienten plenamente satisfechos. Es vital identificar las causas y atender esas necesidades insatisfechas, ya sean materiales, emocionales o espirituales. Construyamos

comunidades acogedoras que brinden contención integral.

Más allá de las estadísticas, cada persona es un mundo con alegrías y luchas únicas. Caminemos en empatía junto a cada hermano, celebrando sus logros y apoyándoles en sus batallas. Seamos iglesias que derraman el amor sanador de Cristo sobre cada vida.

Muchos evangélicos en República Dominicana, Colombia y Guatemala expresan alta satisfacción con su vida, posiblemente al haber encontrado esperanza y propósito en Cristo. Pero también hay quienes aún no se sienten plenos. Como iglesias, sigamos fortaleciendo el fundamento de gozo interior y brindemos contención a las necesidades insatisfechas. Caminemos empáticamente junto a cada persona, derramando el amor sanador de Dios sobre sus realidades únicas.

 

 

 

 

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