Basándose en los datos de la tabla, se observa una tendencia predominante de no victimización en la mayoría de los países latinoamericanos encuestados. En 14 de los 17 países, más del 60% de los encuestados reportan no haber sido víctimas de delitos en los últimos doce meses. Países como Venezuela (81.79%), Costa Rica (78.93%), y Uruguay (77.22%) muestran los porcentajes más altos de no victimización. Sin embargo, esta tendencia no es uniforme en toda la región, con países como México (40.12%) y Ecuador (51.12%) mostrando tasas significativamente más bajas de no victimización, lo que sugiere una variación considerable en la seguridad percibida entre los diferentes países.
Esta variación en las tasas de victimización nos recuerda la importancia de la justicia y la protección de los vulnerables en la sociedad, como se menciona en Proverbios 31:8-9: «Alza la voz por los que no tienen voz; defiende los derechos de los desposeídos. Alza la voz y hazles justicia; defiende a los pobres y necesitados.» La prevalencia de delitos en algunos países subraya la necesidad continua de trabajar por sociedades más justas y seguras, mientras que las tasas más bajas en otros pueden ser vistas como un reflejo parcial del ideal bíblico de paz y seguridad, como se describe en Miqueas 4:4: «Cada uno se sentará bajo su vid y bajo su higuera, y no habrá quien los amedrente.»
Se observa una tendencia significativa de victimización de familiares en varios países. Ecuador (27.35%), México (27.54%), y Perú (27.50%) muestran los porcentajes más altos de encuestados que reportan que un pariente ha sido víctima de un delito. Esta tendencia sugiere que, incluso en países donde la victimización personal directa puede ser menor, hay un impacto considerable de la delincuencia a nivel familiar, lo que puede contribuir a una sensación generalizada de inseguridad.
Finalmente, Analizando los datos de la columna «Ambos», se identifica una tendencia preocupante de victimización múltiple en algunos países. México destaca significativamente con un 22.75% de encuestados reportando que tanto ellos como un pariente han sido víctimas de delitos. Aunque en menor medida, Ecuador (7.62%) y Chile (6.61%) también muestran porcentajes notables en esta categoría. Esta tendencia de victimización múltiple sugiere que en estos países, ciertos segmentos de la población pueden estar experimentando una exposición más intensa y recurrente a la delincuencia, lo que podría tener implicaciones profundas para la percepción de seguridad y la calidad de vida en estas comunidades.