
Los datos revelan que la mayoría abrumadora de evangélicos latinoamericanos (71.31% a 97.52%) no menciona violencia de Estado o abuso policial como problema frecuente en sus países. Chile encabeza con 97.52% de no mención, seguido por Panamá (91.45%) y Argentina (90.91%). En contraste, Venezuela presenta la mayor percepción de violencia estatal con 22.05% de menciones, seguida por República Dominicana (28.69%) y Brasil (19.50%). Esta distribución sugiere variaciones significativas en la experiencia o percepción de la violencia institucional entre diferentes contextos nacionales evangélicos.
La preocupación evangélica por la violencia estatal refleja el llamado bíblico a la justicia y la protección de los vulnerables. Como establece Romanos 13:4, las autoridades deben ser «servidores de Dios para tu bien», actuando como instrumentos de justicia divina. Cuando los evangélicos perciben abuso policial o violencia estatal, esto representa una desviación del propósito divino para el gobierno, generando tensión entre la obediencia a las autoridades y la denuncia profética de la injusticia institucional.
Los países del Cono Sur muestran los menores índices de percepción de violencia estatal: Chile (2.48%), Argentina (9.09%) y Uruguay (12.66%). Esta tendencia contrasta marcadamente con países caribeños y andinos, sugiriendo que los evangélicos en democracias más consolidadas perciben menor violencia institucional. La diferencia de casi 20 puntos porcentuales entre Chile (2.48%) y Venezuela (22.05%) ilustra cómo el contexto político-institucional influye directamente en la experiencia evangélica de la autoridad estatal.
Los países centroamericanos presentan un rango medio de percepción: Costa Rica (16.96%), El Salvador (14.90%), Guatemala (15.10%) y Honduras (12.03%). México, con 18.56%, se sitúa en el extremo superior de este grupo regional. Esta concentración en el rango 12-19% sugiere patrones regionales específicos donde los evangélicos experimentan niveles moderados de preocupación por la violencia estatal, posiblemente relacionados con historias compartidas de conflicto y democratización.
Los países sudamericanos muestran la mayor variabilidad en las respuestas: desde Chile (2.48%) hasta Venezuela (22.05%), pasando por Bolivia (16.43%), Colombia (14.68%) y Perú (14.94%). Esta dispersión de 19.57 puntos porcentuales indica que los contextos nacionales sudamericanos generan experiencias evangélicas muy diferenciadas respecto a la violencia institucional, reflejando la diversidad de sistemas políticos y situaciones de seguridad en la región.
La encuesta revela que mientras 8 de cada 10 evangélicos latinoamericanos no perciben violencia estatal como problema frecuente, existe una minoría significativa (especialmente en Venezuela, República Dominicana y Brasil) que sí la identifica. Los patrones regionales muestran mayor estabilidad institucional percibida en el Cono Sur, niveles medios en Centroamérica y México, y mayor variabilidad en Sudamérica, sugiriendo que el contexto político-democrático influye decisivamente en cómo los evangélicos experimentan y evalúan la autoridad estatal en sus respectivos países.