Es lamentable ver que un 21% de los evangélicos en Nicaragua entre las edades de 26 a 40 años no tienen estudios. La Biblia nos insta a adquirir conocimiento y sabiduría, ya que son más valiosos que las riquezas materiales (Proverbios 8:10-11). Una población educada puede contribuir mucho más a la sociedad.

Guatemala y Honduras también reflejan cifras preocupantes de evangélicos sin educación formal, con un 12% en cada país. Como cristianos, tenemos el deber de cuidar a los pobres y necesitados, lo cual incluye facilitarles oportunidades para que adquieran conocimientos y habilidades (Santiago 1:27). Una iglesia educada puede enseñar mejor los caminos del Señor.

Debemos examinar las razones detrás de esta falta de educación entre el 21% de evangélicos en Nicaragua y el 12% en Guatemala y Honduras. Quizás no tienen acceso a escuelas, o enfrentan discriminación que se los impide. Como seguidores de Cristo, estamos llamados a abogar por los oprimidos y ayudarlos a superar barreras injustas (Proverbios 31:8-9).

Al profundizar en este tema, es relevante considerar que la falta de educación formal puede tener diversas causas y consecuencias. Por ejemplo, algunas personas pueden no haber tenido acceso a oportunidades educativas debido a la falta de recursos económicos o a la ubicación geográfica de sus comunidades. La falta de infraestructura educativa en ciertas áreas puede dificultar el acceso a la educación para aquellos que viven en zonas rurales o de bajos recursos. Además, la falta de conciencia sobre la importancia de la educación formal y la falta de apoyo familiar también pueden ser factores que contribuyan a esta situación.

 

Por otro lado, es importante destacar que la falta de estudios académicos no necesariamente indica una falta de conocimiento o habilidades por parte de los evangélicos en este rango de edad. Muchas veces, las personas pueden adquirir conocimientos y habilidades de manera autodidacta o a través de la experiencia laboral. Por ejemplo, algunos evangélicos pueden haber obtenido conocimientos prácticos en áreas específicas de interés para ellos, como la música, la teología o el servicio comunitario. Además, algunos pueden haber recibido capacitación o formación en sus iglesias o a través de programas religiosos.

Además de Nicaragua, se menciona que Guatemala y Honduras también presentan un porcentaje significativo de evangélicos en el rango de edad de 26 a 40 años que no tienen estudios, con un 12%. Esto indica que la falta de educación formal entre los seguidores de esta corriente religiosa es un tema relevante en toda la región centroamericana. Esta situación plantea la necesidad de implementar políticas y programas que promuevan el acceso a la educación y la formación continua para los evangélicos en esta franja de edad.

En resumen, la información proporcionada revela que un porcentaje considerable de evangélicos en el rango de edad de 26 a 40 años en Nicaragua, Guatemala y Honduras no cuentan con estudios académicos. Sin embargo, es importante tener en cuenta que la falta de estudios formales no define necesariamente el nivel de conocimiento o habilidades de estas personas, ya que pueden haber adquirido conocimientos de otras formas, como la experiencia laboral o la capacitación en áreas específicas de interés para ellos. Para abordar esta situación, es necesario promover el acceso a la educación y desarrollar programas que reconozcan y valoren los conocimientos adquiridos de manera no formal. Estos porcentajes deberían movernos a la compasión y la acción. Necesitamos desarrollar soluciones creativas, desde becas educativas hasta programas de alfabetización en nuestras iglesias. La educación les abre puertas a las personas para una vida mejor y con más oportunidades para servir al Señor y contribuir a sus comunidades. Con la ayuda de Dios, podemos marcar una diferencia positiva.

 

 

 

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