La gráfica indica que en Colombia, el 14% de los evangélicos entre 26 y 40 años afirmaron que sus progenitores completaron educación superior universitaria. Aunque parece un porcentaje bajo, significa que 1 de cada 7 provienen de hogares con padres profesionales. Proverbios 19:2 afirma «también el alma sin ciencia no es buena».

Muy cercano está Venezuela con 13% de evangélicos del mismo rango etario que dijeron que sus padres terminaron una carrera. Son cifras minoritarias aún, pero sugieren cierto ascenso social de algunas familias evangélicas.

Los datos reflejan que una pequeña fracción de la membresía evangélica en esas naciones sudamericanas procede de entornos educados con padres profesionales. Pero la mayoría vienen de extracción más humilde y buscan progreso.

Se infiere que una minoría de conversos al evangelio en Colombia y Venezuela tienen padres con títulos universitarios. Pero predomina feligresía de orígenes populares con anhelo de más superación para descendencia.

En conclusión, sólo alrededor del 14% de padres de evangélicos colombianos y 13% de venezolanos entre 26-40 años finalizaron carreras superiores. Sus hijos, mediante valores cristianos, aspiran a aún más capacitación.

 

 

 

 

 

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