La abstención electoral («No aplicable») domina el comportamiento político de evangelicos latinoamericanos con un promedio regional del 57.8%. Chile lidera esta tendencia con 85.12%, seguido por Perú con 83.82% y Colombia con 73.39%. En contraste, Guatemala presenta la menor abstención con apenas 2.84%, seguida por México con 32.93% y Uruguay con 35.44%. Esta marcada variabilidad sugiere que factores contextuales específicos de cada país influyen significativamente en la participación electoral evangélica, con diferencias de hasta 82.28 puntos porcentuales entre el máximo y mínimo.
Esta tendencia hacia la abstención política encuentra respaldo en la enseñanza de Jesús en Juan 18:36: «Mi reino no es de este mundo; si mi reino fuera de este mundo, mis servidores pelearían». La alta abstención promedio (57.8%) refleja una interpretación teológica que prioriza el reino celestial sobre la participación política terrenal. Sin embargo, la notable excepción de Guatemala (2.84%) y otros países con menor abstención sugiere interpretaciones divergentes sobre el rol cristiano en la esfera pública dentro del protestantismo latinoamericano.
El voto por la oposición presenta una distribución heterogénea con Guatemala como caso excepcional registrando 96.50%, muy por encima del promedio regional de 22.4%. Panamá ocupa el segundo lugar con 32.18%, seguido por Rep. Dominicana con 28.88% y Ecuador con 25.99%. Los países con menor apoyo opositor incluyen Chile (4.13%), El Salvador (6.06%) y Bolivia (9.39%). Esta polarización entre Guatemala y el resto de la región indica dinámicas políticas particulares que motivan el voto opositor evangélico de manera diferenciada.
El apoyo al partido de gobierno muestra una distribución más equilibrada, con un promedio regional de 19.8%. El Salvador lidera con 43.43%, seguido por México con 41.32% y Uruguay con 40.51%. Los menores apoyos gubernamentales se registran en Guatemala (0.66%), Ecuador (3.08%) y Chile (10.74%). Siete países superan el 20% de apoyo gubernamental, mientras que cinco países permanecen por debajo del 15%. Esta distribución sugiere que el contexto político nacional y la percepción de afinidad entre valores evangélicos y políticas gubernamentales determina el nivel de apoyo.
Existe una correlación inversa significativa entre abstención y participación política activa. Los cinco países con mayor abstención (Chile 85.12%, Perú 83.82%, Colombia 73.39%, Ecuador 70.93%, Bolivia 65.73%) presentan simultáneamente los menores niveles combinados de voto opositor y gubernamental. Inversamente, Guatemala, con la menor abstención (2.84%), exhibe la mayor participación política total (97.16%). México, Uruguay y Rep. Dominicana también muestran patrones similares de alta participación cuando la abstención disminuye, confirmando una polarización entre compromiso político activo versus desvinculación electoral.
Los datos revelan un electorado evangélico latinoamericano caracterizado por alta abstención (57.8% promedio), participación opositor moderada (22.4% promedio) y apoyo gubernamental variable (19.8% promedio). Guatemala emerge como caso atípico con participación casi universal (97.16%) y masivo voto opositor (96.50%). La tendencia regional apunta hacia una comunidad evangélica políticamente cautelosa, con interpretaciones teológicas que favorecen la abstención, pero con excepciones significativas donde el contexto nacional motiva la participación activa. Esta diversidad refleja la complejidad de la intersección entre fe evangélica y compromiso político en los 20,000 encuestados.