La tabla muestra la percepción del crimen organizado como tipo de violencia más frecuente en diferentes países latinoamericanos, según encuestados evangélicos. Los datos se presentan en dos categorías: «No menciona» y «Menciona».

Observaciones clave:

  • Ecuador tiene el porcentaje más alto de menciones (42.73%) del crimen organizado.
  • Argentina y Venezuela tienen los porcentajes más bajos de menciones (9.09% y 9.23% respectivamente).
  • México muestra una alta tasa de menciones (41.92%), seguido por Costa Rica (30.18%) y Colombia (28.90%).
  • La mayoría de los países tienen más del 70% de encuestados que no mencionan el crimen organizado como el tipo de violencia más frecuente.
  • Brasil, a pesar de su tamaño, tiene un porcentaje relativamente moderado de menciones (26.73%).

La tendencia predominante en los países latinoamericanos analizados es una percepción relativamente baja del crimen organizado como el tipo de violencia más frecuente entre la población evangélica encuestada. En 13 de los 16 países, menos del 30% de los encuestados mencionan el crimen organizado como la forma de violencia más común en su entorno. Países como Argentina (9.09%), Venezuela (9.23%) y El Salvador (10.35%) muestran los porcentajes más bajos de menciones, sugiriendo que otras formas de violencia podrían ser percibidas como más prevalentes en estos lugares. Sin embargo, Ecuador (42.73%) y México (41.92%) se destacan por tener una percepción significativamente más alta del crimen organizado como problema principal.

Esta variación en la percepción del crimen organizado entre las comunidades evangélicas nos recuerda el versículo de Proverbios 29:2: «Cuando los justos gobiernan, el pueblo se alegra; cuando los malvados están en el poder, el pueblo gime» (NVI). La presencia o ausencia percibida del crimen organizado puede reflejar la efectividad de las estructuras de gobierno y justicia en cada país. Así como el proverbio sugiere que el liderazgo justo trae alegría, las comunidades que perciben menos crimen organizado podrían estar experimentando los frutos de un gobierno más efectivo o de estrategias comunitarias más fuertes contra el crimen.

Se observa una tendencia regional en la percepción del crimen organizado. Los países de la región andina y México muestran porcentajes más altos de menciones. Ecuador (42.73%), Perú (24.48%), Colombia (28.90%) y México (41.92%) tienen algunos de los porcentajes más altos de la tabla. En contraste, los países del Cono Sur como Argentina (9.09%), Chile (13.22%) y Uruguay (18.99%) muestran porcentajes más bajos. Esta variación podría indicar diferencias en las realidades de seguridad regional o en las estrategias de combate al crimen organizado en diferentes zonas de América Latina.

Finalmente, existe una notable polarización en la percepción del crimen organizado en los países centroamericanos. Por un lado, Costa Rica muestra un alto porcentaje de menciones (30.18%), mientras que sus vecinos presentan cifras mucho más bajas. El Salvador (10.35%), Guatemala (21.23%) y Honduras (18.45%) tienen porcentajes significativamente menores. Esta disparidad sugiere que, a pesar de la proximidad geográfica, pueden existir grandes diferencias en las dinámicas de seguridad o en la visibilidad del crimen organizado en estos países. Tal variación podría reflejar diferencias en políticas de seguridad, estructura social o incluso en la forma en que se define y percibe el crimen organizado en cada contexto nacional.

 

 

 

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