La gráfica señala que en Perú el 56% de los evangélicos afirman no ser los principales contribuyentes económicos del hogar, mientras que en Guatemala son el 54%. Esto podría reflejar que muchas familias evangélicas dependen del sustento de otros miembros no creyentes. La Biblia anima a los cristianos a trabajar para proveer no sólo para sí mismos sino también para los suyos (2 Tesalonicenses 3:10-12).

Que la mayoría de evangélicos no sean los proveedores primarios podría indicar desafíos en el desarrollo de habilidades productivas. Las iglesias deben implementar iniciativas de capacitación que permitan a los creyentes generar ingresos dignos para sus familias. A la vez, deben enseñar sobre mayordomía y administración de recursos según los principios bíblicos.

Es vital reflexionar por qué en estos contextos son principalmente los no creyentes quienes proveen económicamente. Quizás como iglesias no estamos educando sobre la responsabilidad que tienen los evangélicos de ser buenos administradores y generadores de recursos para sus familias.

La iglesia debe motivar a los creyentes a usar los dones que Dios les ha dado para el bienestar colectivo, aportando todos según sus capacidades al hogar. También debe crear redes de apoyo y orientación práctica para quienes atraviesan dificultades económicas.

Para finalizar,en Perú y Guatemala la mayoría de evangélicos no son los principales sostenedores económicos de sus familias. Esto resalta la necesidad de iniciativas de capacitación productiva y enseñanza sobre mayordomía bíblica. Las iglesias deben motivar a los creyentes a aportar según sus dones al bienestar familiar y crear redes de apoyo. El llamado es a trabajar para proveer no sólo para nosotros sino también para nuestros hogares.

 

 

 

 

Categorías: Entrada