La tendencia predominante muestra que la mayoría de evangélicos latinoamericanos no percibe el bullying/acoso como el tipo de violencia más frecuente en sus comunidades. Chile lidera con 89.26% respondiendo «No menciona», seguido por Panamá (86.00%) y Ecuador (82.82%). Honduras registra 82.35% y México 80.24%. Sin embargo, países como Costa Rica muestran mayor percepción de bullying con solo 64.46% indicando «No menciona», mientras que República Dominicana presenta 72.11%. Esta distribución sugiere que la percepción del bullying como violencia predominante varía significativamente según contextos nacionales específicos.
La realidad del acoso encuentra eco en las enseñanzas de Mateo 5:39: «Pero yo os digo: No resistáis al que es malo; antes, a cualquiera que te hiera en la mejilla derecha, vuélvele también la otra.» Esta instrucción bíblica sobre responder a la agresión con mansedumbre resuena particularmente en comunidades evangélicas que enfrentan situaciones de bullying. Sin embargo, la enseñanza cristiana también enfatiza la protección de los vulnerables y la búsqueda de justicia, creando tensión constructiva entre la no violencia personal y la responsabilidad social.
La categoría «Menciona» revela concentraciones preocupantes en ciertos países: Costa Rica lidera con 35.54%, seguido por República Dominicana (27.89%) y Colombia (26.61%). El Salvador registra 26.52% y Venezuela 25.90%. Esta tendencia indica que aproximadamente una cuarta parte o más de los evangélicos en estos países identifica el bullying/acoso como la forma de violencia más frecuente en sus entornos. Los porcentajes elevados sugieren contextos sociales donde el acoso sistemático ha alcanzado niveles alarmantes que impactan la percepción comunitaria evangélica.
La variabilidad regional presenta patrones distintivos: los países centroamericanos como Costa Rica (35.54%) y El Salvador (26.52%) muestran mayor percepción de bullying, mientras que países sudamericanos como Chile (10.74%) y Ecuador (17.18%) registran porcentajes menores. Esta distribución geográfica sugiere que factores culturales, educativos y sociales específicos de cada subregión influyen en la prevalencia percibida del bullying más que características inherentes a las comunidades evangélicas.
Los datos también revelan diferencias significativas entre países vecinos: mientras Argentina registra 24.68% mencionando bullying, Chile presenta solo 10.74%. Similarmente, Colombia muestra 26.61% mientras Ecuador registra 17.18%. Estas disparidades entre países fronterizos indican que políticas públicas, sistemas educativos y marcos normativos nacionales ejercen influencia determinante en la experiencia del bullying reportada por comunidades evangélicas.
Los resultados evidencian que la percepción del bullying como violencia predominante afecta desigualmente a las comunidades evangélicas latinoamericanas, con países como Costa Rica, República Dominicana y Colombia mostrando mayor preocupación (sobre 25% mencionando), mientras que Chile, Ecuador y Panamá presentan menor incidencia percibida. La variabilidad sugiere que factores contextuales nacionales, más que características religiosas, determinan la experiencia del acoso. Esta realidad desafía a las iglesias evangélicas a desarrollar ministerios específicos de prevención y atención del bullying, especialmente en países donde más de una cuarta parte de la comunidad identifica este problema como la forma de violencia más frecuente en sus entornos.