
Los datos revelan que la violencia en las calles representa una preocupación mayor para los evangélicos latinoamericanos comparada con la violencia estatal. Chile lidera con 62.81% de menciones, seguido por Brasil (43.71%) y Argentina (53.25%). En contraste, El Salvador presenta el menor índice con solo 21.72% de menciones, seguido por Venezuela (23.85%) y Bolivia (32.39%). Esta distribución indica que más de 4 de cada 10 evangélicos en la mayoría de países identifican la violencia callejera como problema frecuente, marcando una diferencia sustancial con la percepción de violencia institucional.
La preocupación por la violencia callejera conecta directamente con el mandato bíblico de cuidar a los vulnerables y buscar la paz. Según Jeremías 29:7, los creyentes deben «procurar el bienestar de la ciudad» donde habitan, orando por su paz. La alta percepción de violencia urbana entre evangélicos refleja tanto su vulnerabilidad como comunidad como su compromiso profético de identificar y denunciar las manifestaciones del mal que afectan la convivencia social y el testimonio cristiano en el espacio público.
Los países del Cono Sur muestran los mayores índices de percepción de violencia callejera: Chile (62.81%), Argentina (53.25%) y Uruguay (46.84%). Esta tendencia contrasta significativamente con su baja percepción de violencia estatal, sugiriendo que los evangélicos en estas democracias consolidadas experimentan mayor inseguridad ciudadana que represión institucional. La diferencia de casi 60 puntos porcentuales entre la violencia estatal (2.48%) y callejera (62.81%) en Chile ilustra esta paradoja de seguridad institucional versus inseguridad urbana.
Los países centroamericanos presentan un patrón mixto: Costa Rica (55.36%) y Guatemala (39.17%) con índices altos, mientras El Salvador (21.72%) y Honduras (34.22%) muestran niveles menores. Esta variación de 33.64 puntos porcentuales entre Costa Rica y El Salvador sugiere que las políticas de seguridad específicas y los contextos locales influyen más que los patrones regionales generales en la experiencia evangélica de la violencia urbana.
Los países sudamericanos exhiben la mayor heterogeneidad: desde Venezuela (23.85%) hasta Chile (62.81%), con Colombia (50.92%), Brasil (43.71%) y Perú (39.83%) en niveles intermedios. Esta dispersión de 38.96 puntos porcentuales indica experiencias evangélicas muy diferenciadas de la seguridad urbana, posiblemente relacionadas con diferentes modelos de desarrollo urbano, políticas públicas de seguridad y dinámicas socioeconómicas específicas de cada país.
La encuesta demuestra que la violencia callejera constituye una preocupación mucho más extendida que la violencia estatal entre evangélicos latinoamericanos, con 4 de cada 10 países mostrando índices superiores al 50%. Los patrones revelan que la consolidación democrática no garantiza seguridad urbana, especialmente en el Cono Sur, mientras que algunos países con mayores desafíos institucionales presentan paradójicamente menor percepción de violencia callejera, sugiriendo complejas interacciones entre gobernanza, políticas públicas y experiencia ciudadana de la seguridad.