Los datos revelan que aproximadamente 1 de cada 3 evangélicos latinoamericanos (15.70% a 37.74%) identifica la violencia intrafamiliar contra mujeres como problema frecuente en sus países. Brasil encabeza con 37.74%, seguido por Paraguay (37.33%) y Bolivia (35.21%). Chile presenta el menor índice con 15.70%, seguido por Panamá (19.09%) y Venezuela (20.26%). Esta distribución indica que entre 62.26% y 84.30% de evangélicos no mencionan este tipo de violencia, mostrando patrones más elevados que la violencia infantil y sugiriendo mayor visibilización del problema en ciertos contextos nacionales.

La preocupación evangélica por la violencia hacia las mujeres refleja el llamado bíblico al respeto y protección mutua en las relaciones. Como establece Efesios 5:25, «Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella». La violencia doméstica contra mujeres contradice directamente este mandato de amor sacrificial, creando tensiones teológicas significativas en comunidades que valoran tanto la autoridad masculina como la dignidad femenina dentro del marco matrimonial cristiano.

Los países con mayores índices de percepción superan el 30%: Brasil (37.74%), Paraguay (37.33%), Bolivia (35.21%), Colombia (34.40%) y República Dominicana (33.86%). Esta concentración en el rango 33-38% sugiere contextos donde más de 1 de cada 3 evangélicos reconoce la violencia de género como problemática crítica, posiblemente reflejando mayor conciencia feminista, movimientos de derechos humanos más activos o realidades socioeconómicas que exacerban la vulnerabilidad femenina.

Los países del Cono Sur muestran patrones divergentes: mientras Chile (15.70%) presenta el índice más bajo de toda la región, Argentina (29.87%) y Uruguay (27.85%) se sitúan en niveles medios. Esta diferencia de 14.17 puntos porcentuales entre Chile y Argentina sugiere que factores nacionales específicos, incluyendo políticas públicas, marco legal y sensibilización social, influyen más decisivamente que las similitudes regionales en la percepción evangélica de la violencia de género.

Los países centroamericanos exhiben un rango amplio: desde Panamá (19.09%) hasta Guatemala (28.01%), pasando por Honduras (21.93%), El Salvador (24.24%) y Costa Rica (27.14%). México (31.74%) se sitúa en el extremo superior de este grupo. Esta variación de 12.65 puntos porcentuales dentro de la región sugiere que las experiencias históricas de conflicto, los procesos de democratización y las políticas de género específicas configuran diferentemente las percepciones evangélicas sobre violencia doméstica.

La encuesta demuestra que la violencia intrafamiliar contra mujeres constituye la preocupación más extendida entre los tipos de violencia evaluados, con 11 países superando el 25% de menciones. Los patrones revelan mayor reconocimiento en países sudamericanos específicos y México, mientras que Chile, Panamá y Venezuela presentan índices considerablemente menores, sugiriendo la necesidad de estrategias pastorales y educativas diferenciadas que aborden tanto la prevención como la respuesta comunitaria evangélica ante la violencia de género desde perspectivas bíblicamente fundamentadas.

 

 

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